Article de François Combeau en espagnol
Evolución sensorimotriz y lenguaje, o la aventura de la especie humanaY el hombre se puso de pie…He aquí tal vez una de las aventuras más extraordinarias para la especie humana que ha corrido el riesgo de la inestabilidad para extender aun más su campo de observación y de acción, su irradiación en el espacio. El ser humano encontrando la verdadera verticalidad y reorganizando totalmente la relación de la cabeza con el resto de su cuerpo va a acceder al lenguaje articulado, a desarrollar su canto y su tesitura. Su lenguaje no será más solamente sonidos, gruñidos para expresar su humor, o simplemente manifestar su presencia, sino que va a convertirse en un instrumento diferenciado para poner en relación los objetos y los hechos entre ellos, situarlos en relación a él, situarlos en relación a ellos, afinar su relación con los otros seres humanos, organizarse, decirse, individualizarse. El lenguaje es una función del cerebroEn su esencia está estrechamente ligado al funcionamiento de este último, pero no podemos olvidar que el cerebro, para poner en acción el lenguaje y expresarse, necesita de un instrumento y especialmente de un órgano particular que es el aparato vocal . Es aquí donde se articula en sonidos y entonaciones aquello que el cerebro manda. Por lo tanto, para poder desarrollar el lenguaje, el cerebro debe disponer de un órgano susceptible de asegurar las funciones correspondientes de fonación y articulación . Podemos observar un paralelismo entre el acceso a la verticalidad y el desarrollo de las aptitudes instrumentales del lenguajeHemos intentado en vano enseñar a hablar a los chimpancés. Cierto, al termino de múltiples experiencias, ellos logran comprender que “cup” significa el recipiente en el cual había algo para comer , podían mostrar a través de gestos que habían comprendido. Sin embargo inclusive la articulación de una palabra tan simple les resultaba imposible. De esta forma se mostraban incapaces de superar el gruñido para producir los mínimos atisbos de lenguaje articulado. En el caso del mono, el instrumento no está concebido para producir sonidos modulables porque la glotis no exista, sino por que está situada demasiado alto en la garganta. El espacio justo sobre la laringe es demasiado limitado para permitir la movilidad y la articulación de sonidos, limitando el lenguaje a una sucesión de gritos inarticulados, o gruñidos. La parte cervical de la columna vertebral es convexa hacia atrás, o mejor muy plana. La laringe y el hueso hyoíde (que nos permite determinar su lugar) están situados muy alto. La posición de la cabeza está por delante del eje central del cuerpo. También, gracias a esta laringe ubicada tan alto, directamente en relación con el orificio posterior de las fosas nasales, el mono y el hombre de neandertal podían simultáneamente respirar por la nariz y tragar por la boca, cosa que en la actualidad , nosotros ya no podemos hacer. La posición del hueso hyoide con respecto a la mandíbula, a la base del cráneo y a la columna vertebral determina la libertad, la movilidad de la laringe y de la lengua, y en consecuencia el acceso al lenguaje y al desarrollo de las funciones superiores del cerebro. Entonces, es el descenso del aparato vocal en el cuello y la liberación de un importante espacio supralaríngeo lo que ha permitido la articulación de sonidos y la evolución del lenguaje tal como lo conocemos en el hombre moderno, al igual que el desarrollo de su cerebro. De esta manera, en las sábanas relativamente planas en las que el hombre vivía, su nueva velocidad, su facilidad para desplazarse así como la amplitud de su campo visual y la horizontalidad de su mirada( que también es la resultante de la nueva posición de la cabeza y la posición bípeda verdaderamente vertical), le conferían una neta ventaje sobre los animales que lo rodeaban (lentos de desplazamiento, solamente capaces de sentir aquello situado en un radio próximo), para seguir el vuelo de los rapaces hacia el lugar de la caída de las presas y llegar antes que lo demás, despedazar y llevarse los pedazos de carne ( los rapaces debían esperar que la epidermis se reblandezca para poder aprovechar su caza). El acceso a la verdadera verticalidad va a generar también una real inestabilidad que requerirá acomodaciones permanentes desde el punto de vista del equilibrio . Es decir, el desarrollo de captadores sensoriales y kinestésicos capaces de informar el cerebro en todo momento y durante la acción tanto sobre la forma en que los movimientos y desplazamientos se realizan como sobre el entorno en el que tienen lugar. Así pues, el cerebro del hombre ha evolucionado hacia un modo de funcionamiento sensorio-motriz que privilegia la diferenciación y la neuro-plasticidad como factor de adaptación. Volvamos un instante a la nueva posición de la cabeza y a su relación con el desarrollo del lenguaje articulado.Tanto en el caso del gran mono como en el del humano recién nacido, la curva cervical es convexa hacia atrás. La base del cráneo y el hueso hyoide ( borde superior de la laringe) ubicado en lo alto del cuello, suprimen casi todo el espacio a nivel supra-laríngeo y ponen en relación directa la laringe y el lado posterior de las fosas nasales . Estos suspensores van asegurar la movilidad de este instrumento vocal, su posibilidad de subir y bajar, permitiendo un estiramiento más o menos importante de las cuerdas vocales (desarrollando así la tesitura y la entonación). Esta flexibilidad le permitirá también una modulación del espacio supra-laríngeo y del faríngeo, favoreciendo la utilización de timbres y colores de sonidos cada vez más diferenciados y capaces de expresar las matices de la emoción. De la misma manera, podemos observar que la lengua, cuya raíz se inserta en este mismo hueso hyoide y en el epiglote, va a seguir el movimiento de descenso de la laringe, y globalmente va a retroceder para encontrar su lugar en el interior de la boca (mientras que en el caso del animal, la lengua se encuentra con frecuencia fuera de la boca). Su base sumergida en el cuello va a contribuir también a la liberación y la abertura del espacio de la faringe que a su vez se convierte en un espacio de movilidad. Cada experiencia nueva viene a enriquecer el sistema nervioso central con posibilidades de asociaciones y disociaciones suplementarias. De esta manera, se desarrollará el repertorio de ruidos articulados y aún con mayor facilidad si consideramos que aquello que sabemos movilizar, podemos inhibirlo. Retengamos entonces la siguiente idea: la evolución de la lengua, y por consecuencia también, el desarrollo de diferenciaciones propias a nuestro lenguaje, han aparecido por la verticalización de la cabeza y de la curvatura de la columna cervical. Que es lo que occurre en el caso del niñoHemos visto que el niño recién nacido tenía una configuración cervical y una posición de cabeza muy parecida a aquella de los grandes monos, de ahí el emplazamiento de su laringe muy alto en el cuello y la posibilidad de respirar y de alimentarse al mismo tiempo. El bebe adquirirá la curvatura cervical hacia adelante a lo largo del primer año. Para que esto tenga lugar, el niño recién venido al mundo con su cerebro ya evolucionado y enriquecido por la experiencia de su especie aunque incapaz de autonomía y con un funcionamiento muy limitado, tendrá que alcanzar la maduración de su sistema nervioso central valiéndose de la experiencia y el aprendizaje sensorio-motor. A continuación encadena las diferentes formas de reptar y de propulsión, acompañadas de movimientos de lengua en gran parte ligados a las reacciones de la columna cervical, a los desplazamientos de los miembros y a la propulsión de la pelvis. Así pues, para alcanzar su maduración el niño debe volver a pasar por todos estos estadios. Y la forma como los viva condicionará su evolución. Estas primeras experiencias sensorio-motrices y el paso a través de estos estadios de maduración ligados a esquemas arcaicos , determinarán la actualización de su potencialidades. A partir de esta actualización, el niño y más tarde el adulto, organizarán su comportamiento, su modo de acción y de reacción, y muy especialmente el paso de la intención a la acción. Estas primeras experiencias constituirán los fundamentos de la imagen de sí mismo. Como lo decía el Dr. Moshe Feldenkrais, “toda persona ordena su conducta física y psíquica y actúa en función de la imagen de sí mismo” (imagen conciente y representación inconsciente a nivel de su córtex motor): imagen corporal de contornos y de acercamientos entre las partes del cuerpo, relaciones espaciotemporales, espacios que se convertirán en espacios de sentimientos, de respiración, de resonancias, de movimiento. Desde el punto de vista pedagogicoLa manera de reaccionar del alumno, del paciente (es decir por ejemplo su comportamiento vocal, respiratorio y articulatorio) es siempre por definición la más adaptada que el ha encontrado en sí mismo para responder a un estímulo o a una situación propuesta. Manera que depende de la función de la imagen de sí mismo. Así que no me corresponde juzgarla buena o mala, sino escuchar, ver y sentir si esa realización es coherente respecto a la intención de aquel que habla o canta ( estilo, expresión, color y articulación buscados ) y si esa intención es clara sea cual sea. Si no es ése el caso, yo observaré el comportamiento de las relaciones entre las partes y el funcionamiento, para así determinar el lugar de la incoherencia, el motivo de la limitación, eso que ha conducido al fracaso. Con frecuencia, desde el exterior, solo podemos observar el largo resultado de una cadena de procesos disarmónicos que se trata de remontar para liberarse de ellos. Entonces a convertirnos en guías de una experimentación, de una aventura en un cuerpo en movimiento, un sistema nervioso, un psiquismo, una voz. El trabajo se convierte en un intercambio de información entre el alumno (informaciones que el transmite a través de su comportamiento, su morfología) y el profesor que, en una función de aquello que ha observado y escuchado, transmite a su vez una información – la más clara y “en el buen momento”- que motiva una nueva respuesta, ocasiona una nueva sensación… Así, se elabora una imagen de sí mismo más rica y más completa que permite que el alumno utilice de la mejor manera y la más expresiva esos maravillosos instrumentos que son su voz y su cuerpo así como sus inagotables potencialidades. Tomemos otro ejemplo, el de una limitación respiratoria.Para comenzar se trata de observar, aunque no siempre lo comprendamos, eso que limita a la persona, eso que, en ese soporte físico donde se actualiza la respiración, se paraliza y expresa el constreñimiento, eso que es del orden del hábito, del condicionamiento, de la idea recibida… La evolución de la dinámica respiratoria de un individuo no puede pues pasar por el aprendizaje de un condicionamiento, el encarcelamiento dentro de una forma sino más bien :
Para que esto sea posible, hay que limpiar la dinámica respiratoria de hábitos estancados adquiridos inconscientemente a lo largo de la historia de cada uno, y de sus fijaciones emotivas, o hábitos aprendidos en tal o tal técnica (…la buena forma de respirar! Para qué?, Porqué?). Como salir de limitaciones, volver a desarrollar el sentido kinestesico, reencontrar la plasticidad del sistema nervioso)Hemos visto que el niño, para lograr que su sistema nervioso central organice un grado de maduración que el permite alcanzar la verticalidad y estructurar el lenguaje, utiliza el movimiento y lo inscribe en un proceso de desarrollo cercano a la evolución de la especie y de sus diferentes estadios . También, para salir del hábito, de la limitación, de una imagen que la historia personal ha estropeado, ha restringido, utilizaremos esos movimientos, esos esquemas arcaicos, esos principios de aprendizaje y de educación somática, redescubriendo el juego, la curiosidad, la libertad de asociar, de disociar. Mediante un movimiento y sus múltiples variantes, cada sesión propondrá diferenciar la atención, recrear la elección, experimentar lo que quieren decir movilidad, presencia y coordinación sensoriomotriz. La extraordinaria aventura de la especie humana es una riqueza siempre presente en nosotros, portadora de libertad, de elección y de entusiasme. |